[25 de mayo de 2020, Guadalajara, Jal.] El Centro Rizoma del Migrante y 35 organizaciones estadounidenses y mexicanas les exigen a las administraciones de Trump y López Obrador que respondan de manera urgente ante las deportaciones y expulsiones persistentes de menores, solicitantes de asilo y migrantes durante el COVID-19.
Como organizaciones que representan la sociedad civil de la región, nos alarma que se le cierre la frontera de México y EE. UU. a personas que solicitan protección internacional y que se expulsen menores no acompañados sin proporcionar medida de protección alguna en un momento en el que el gobierno de EE. UU. prosigue con la deportación de migrantes detenidos, en ocasiones de centros de detención en los que se han dado casos de COVID-19.
Las deportaciones y expulsiones que prosiguen suelen llevarse a cabo sin realizar procedimientos adecuados de salud ni pruebas de detección. Al llegar a México, no existen implementaciones rigurosas que obliguen que las personas deportadas o repatriadas se hagan pruebas para COVID-19 o bien que hagan cuarentena. Tampoco se les otorgan cubrebocas según lo exigen las ciudades y estados fronterizos de México. Las medidas ineficaces e ineficientes de detección y control que se implementaron tanto en EE. UU. como en México provocaron que se relacionara a los deportados de EE. UU. con los brotes que se dieron en refugios de migrantes.
En México, después de ser expulsados de Estados Unidos, las personas deportadas se encuentran con opciones limitadas de refugio y seguido con el sinhogarismo, así como con la inseguridad, las aflicciones, la xenofobia, un sistema de salud que no responde y una economía que se desploma. El cierre de muchas oficinas gubernamentales empeora una situación desoladora, ya que vuelve virtualmente imposible obtener los documentos de identificación necesarios para solicitar programas de protección social. El fracaso del gobierno mexicano por no tomar en cuenta e integrar a las personas deportadas en las políticas y decisiones sanitarias mexicanas dejó a este grupo de personas sin acceso al trabajo, a los beneficios gubernamentales ni a ningún tipo de servicio durante una de las pandemias más propagadas de la historia.
Si bien el epicentro de la crisis mundial de la salud permanece en el hemisferio occidental, las organizaciones que defienden migrantes y personas desplazadas les exigen a las administraciones de Trump y López Obrador que se coordinen de inmediato para mantener a salvo a todos los habitantes de la región de Norteamérica.
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